Por: Sandra Forero – Docente
¿Funcionan los racionamientos de agua en Bogotá? Analizamos su efectividad, causas, impactos y aprendizajes para la gestión del recurso hídrico. Cada vez que no hay agua en nuestras casas esa es la pregunta de los Bogotanos, por lo que decidimos investigar el estado actual de los embalses y el abastecimiento de agua en la ciudad, las medidas tomadas por el gobierno distrital, una evaluación de la efectividad de las decisiones, los impactos del racionamiento, lecciones de gestión y propuestas basadas en experiencias de otras ciudades:
Diagnóstico actual de los embalses y abastecimiento de agua:
A la fecha del 1 y 2 de abril de 2025, el nivel de los embalses del Sistema Chingaza, que es crucial para el abastecimiento de agua en Bogotá, se encontraba en 39.62% y 39.66% respectivamente. Estos niveles son bajos y han llevado a la implementación de medidas de racionamiento de agua en la ciudad y municipios aledaños. El consumo de agua se reportó en 16.12 y 16.69 metros cúbicos por segundo para los días mencionados.
Medidas tomadas por el gobierno distrital frente a la crisis:
El gobierno distrital, liderado por el alcalde Carlos Fernando Galán, ha implementado las siguientes medidas principales:
- Racionamiento de agua: Se estableció un esquema de racionamiento por turnos que afecta diferentes zonas de la ciudad de manera rotativa. Este racionamiento busca reducir el consumo general y permitir la recuperación de los niveles de los embalses.
- Campañas de concientización: Se han intensificado las campañas para promover el uso eficiente y responsable del agua entre los ciudadanos.
- Monitoreo constante: La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) realiza un monitoreo continuo de los niveles de los embalses y del consumo de agua, informando periódicamente a la ciudadanía.
- Medidas para aumentar la oferta: Se están explorando y ejecutando medidas para aumentar la capacidad de suministro, como la optimización de plantas de tratamiento y la búsqueda de fuentes alternativas. Sin embargo, la EAAB ha indicado que tratar más agua en la Planta Tibitoc no garantiza levantar el racionamiento.
¿Qué tan efectivas han sido las decisiones de Galán?
Evaluar la efectividad total de las decisiones de Galán requiere un análisis a largo plazo, observando la evolución de los niveles de los embalses y el comportamiento del consumo de agua durante el periodo de racionamiento. Sin embargo, algunas observaciones iniciales son:
- La implementación del racionamiento ha generado conciencia en la población sobre la escasez de agua y la necesidad de ahorrar.
- Los datos de consumo de los primeros días de abril muestran variaciones, lo que sugiere que la respuesta de la ciudadanía al racionamiento es diversa.
- La transparencia en la comunicación sobre los niveles de los embalses y los turnos de racionamiento es un punto positivo en la gestión de la crisis.
- La efectividad final dependerá de la continuidad de las lluvias en las cuencas de los embalses y de la adopción sostenida de hábitos de ahorro por parte de los ciudadanos.
Impactos sociales, económicos y ambientales del racionamiento:
El racionamiento de agua tiene diversos impactos:
- Sociales: Incomodidad para los hogares, necesidad de almacenar agua, posibles problemas de higiene si el racionamiento se prolonga, y potencial para conflictos vecinales por el acceso al agua.
- Económicos: Afectación a sectores que dependen intensamente del agua como la industria, el comercio (restaurantes, hoteles), y la construcción. Puede haber costos adicionales para empresas que necesiten implementar sistemas alternativos de suministro o almacenamiento.
- Ambientales: El objetivo principal es evitar un agotamiento crítico de las fuentes de agua, lo que tendría consecuencias ambientales graves para los ecosistemas dependientes de ellas. A largo plazo, la crisis puede impulsar una mayor conciencia sobre la necesidad de proteger las fuentes hídricas y promover prácticas sostenibles.
Lecciones de gestión de recursos naturales para grandes ciudades:
La crisis actual en Bogotá deja varias lecciones importantes para la gestión de recursos naturales en grandes ciudades:
- Planificación a largo plazo: Es fundamental anticipar los efectos del cambio climático y el crecimiento poblacional en la disponibilidad de recursos hídricos, desarrollando planes de gestión integrados y resilientes.
- Diversificación de fuentes de suministro: Depender de una única fuente de agua aumenta la vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos. Explorar y desarrollar fuentes alternativas (aguas subterráneas, reutilización de aguas grises, etc.) es crucial.
- Infraestructura resiliente: Invertir en infraestructura de almacenamiento y distribución de agua que sea robusta y eficiente para minimizar pérdidas y garantizar el suministro en condiciones adversas.
- Participación ciudadana: La colaboración y la conciencia de la ciudadanía son esenciales para el éxito de cualquier medida de gestión de recursos naturales. Las campañas de educación y la promoción de prácticas sostenibles son fundamentales.
- Gobernanza y coordinación: Una gestión efectiva requiere la coordinación entre diferentes entidades gubernamentales, empresas de servicios públicos y la sociedad civil.
Propuestas y experiencias de otras ciudades frente a crisis similares:
Otras ciudades alrededor del mundo han enfrentado crisis de agua y han implementado diversas estrategias que podrían ser relevantes para Bogotá:
- Ciudad del Cabo (Sudáfrica): Implementó un sistema de tarifas progresivas por consumo, restricciones severas al uso de agua, y una campaña masiva de concienciación que logró reducir drásticamente el consumo durante una sequía extrema. También invirtió en plantas desalinizadoras a largo plazo.
- Melbourne (Australia): Tras una larga sequía, diversificó sus fuentes de agua incluyendo desalación y reutilización de aguas tratadas. También implementó medidas permanentes de ahorro de agua y un mercado de derechos de agua.
- Los Ángeles (Estados Unidos): Ha invertido en la captura y reutilización de aguas pluviales, la recarga de acuíferos y programas de eficiencia en el uso del agua, incluyendo incentivos para la instalación de aparatos de bajo consumo y la jardinería tolerante a la sequía.
- Singapur: Es un líder en la gestión integral del agua, con una estrategia que incluye la recolección de agua de lluvia, la reutilización de aguas residuales tratadas de alta calidad, la desalación y la protección de sus cuencas.
Para Bogotá, algunas propuestas basadas en estas experiencias podrían incluir:
- Evaluar la viabilidad de desarrollar fuentes alternativas de agua a mediano y largo plazo.
- Implementar incentivos económicos para el ahorro de agua y la adopción de tecnologías eficientes en hogares e industrias.
- Fortalecer los programas de educación y concienciación sobre el uso responsable del agua.
- Analizar la posibilidad de implementar tarifas progresivas por consumo para desincentivar el uso excesivo.
- Promover la captura y el uso de aguas pluviales a nivel doméstico y urbano. A través de una política publica de tanques de agua de recolección de aguas lluvias.
Es importante que Bogotá analice estas experiencias y las adapte a su contexto específico para construir una estrategia de gestión de recursos hídricos más resiliente y sostenible a largo plazo.