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El Sistema Electoral de Estados Unidos: una elección de todo o nada

Por: Jessica Eastman Soto.

Estados Unidos es un Estado Federal lo que significa que se divide en estados con cierta independencia y que, en conjunto, conforman lo que conocemos como USA, con un sistema de Gobierno Presidencial elegido por medio de un sistema electoral que podríamos llamar de voto indirecto, lo que significa que no es estrictamente necesario tener mayor cantidad de votos para ganar la elección, sí, leíste bien, no es necesario acumular la mayoría de votos para ser Presidente de los Estados Unidos de América y a continuación te explicamos por qué.

El sistema electoral de los Estados Unidos es complejo y distintivo, construido para balancear el poder entre los estados y la población en general. Cada cuatro años, los ciudadanos estadounidenses eligen a su presidente y vicepresidente a través de un sistema único conocido como el Colegio Electoral.

Antes de la elección general, los Partidos Políticos en Estados Unidos realizan las elecciones primarias en cada estado para seleccionar a sus candidatos presidenciales. Este proceso inicia un año antes de la elección presidencial y culmina en las convenciones nacionales de los partidos principales, donde se confirman formalmente los candidatos.

Ya para la elección presidencial los votantes eligen un grupo de “electores” en cada estado, quienes después emiten los votos para elegir al presidente, estos hacen las veces de representantes de la población y deben emitir el voto tal cual como decidieron los electores. Cada estado tiene una cantidad de electores igual a su representación en el Congreso: la suma de sus senadores (2 por estado) y sus representantes (número basado en la población), es decir que cada estado tiene un número diferente de electores, es así como mientras el Estado de Florida tiene 30 votos electorales, Illinois tiene 19. En total, hay 538 electores o votos electorales en el Colegio Electoral y el candidato que recibe al menos 270 votos electorales gana la presidencia.

En la mayoría de los estados (48 de 50), el candidato que obtiene la mayoría del voto popular (votos directos) en ese estado recibe todos los votos electorales del mismo. Este sistema de “gana-todo” puede dar lugar a que un candidato gane la presidencia sin obtener la mayoría del voto popular a nivel nacional, como ha ocurrido en varias ocasiones recientes. Sin embargo, Maine y Nebraska son excepciones: asignan sus electores de manera proporcional, dividiendo los votos según el resultado.

Las elecciones presidenciales se celebran el primer martes de noviembre. En ese día, los ciudadanos votan por su candidato preferido, pero técnicamente están eligiendo a los electores de su estado. Estos electores se reúnen en diciembre en sus respectivos estados para emitir oficialmente sus votos por el presidente y vicepresidente. Aunque generalmente los electores votan según el mandato del voto popular de su estado, algunos pueden votar en contra de este (son conocidos como electores infieles), aunque muchos estados han implementado leyes para sancionar esta práctica, es decir si en Nueva York para las actuales elecciones gana Kamala Harris, ella obtendrá los 28 votos de los electores de ese estado.

Los votos emitidos por el Colegio Electoral se envían al Congreso, donde se realiza un conteo formal en una sesión conjunta a inicios de enero. Si un candidato obtiene la mayoría absoluta de los votos electorales, el Congreso certifica los resultados y se declara al nuevo presidente y vicepresidente. En caso de empate o si ningún candidato alcanza los 270 votos, la Cámara de Representantes elige al presidente entre los tres candidatos con más votos, y el Senado selecciona al vicepresidente, sin embargo es muy poco probable que esto suceda.

El sistema del Colegio Electoral ha sido objeto de debate durante años. Los críticos argumentan que este sistema puede llevar a que algunos estados tengan mayor influencia en el resultado de las elecciones como los llamados “estados péndulo” o swing states, que son aquellos que se caracterizan por no tener una tradición marcada hacia un partido político en particular y eso los hace más apetecidos ya que pueden cambiar el rumbo de la elección y no son predecibles, mientras que otros estados quedan relegados a un segundo plano. También destacan la posibilidad de que un candidato gane la presidencia sin obtener la mayoría del voto popular, lo que cuestiona la representatividad del sistema. No obstante, los defensores del Colegio Electoral sostienen que este sistema protege los intereses de los estados menos poblados y asegura un balance en el poder entre las diferentes regiones del país.

Por esta razón podrías ver que en la cuenta, el candidato Trump tendría menos votos que la candidata Harris y aun así ser el nuevo presidente ya que se trata de obtener la victoria en los estados con más votos electorales.

El sistema electoral de Estados Unidos, basado en el Colegio Electoral, busca mantener un equilibrio de poder en una nación vasta y diversa. Sin embargo, también plantea preguntas importantes sobre la representatividad y equidad del proceso. Este sistema continúa siendo objeto de debate y reflexión, especialmente en un contexto donde la polarización política y la competencia electoral han aumentado en los últimos años.

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