Tercera Guerra Mundial: crónica de una muerte anunciada en 2018
Por: Sandra Forero – Docente Universitaria de Colombia
04/12/2024
Al llegar al poder Vladímir Vladímirovich Putin por tercera vez consecutiva como presidente de Rusia, su plan estaba perfectamente desarrollado: convertir y establecer a Rusia como la primera y única potencia mundial en el sector de la guerra, la economía y el territorio.
Para ello debía lograr generar confrontación con otra nación. Durante el 2018 y 2019 se divulgaron comunicaciones estratégicas, demostrando su poderío económico y militar creando presión a las demás naciones entre ellas la potencia americana de EEUU.
El plan se vio retrasado en parte por la pandemia de la Covid-19, durante los años 2020 al 2023. Pero fue el 24 de febrero de 2024, en un discurso televisado, cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, comunicó que había ordenado una “operación militar especial” en la región ucraniana del Donbás, al mismo tiempo que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas le suplicaba que se detuviera.
Ese, sin lugar a dudas, fue el preámbulo de la Tercera Guerra Mundial, que, aunque solo ha sido entre dos actores visibles, el mundo entero ha tomado partido de esta guerra sin sentido para muchos, pero con beneficios para otros.
Rusia y Ucrania, durante la guerra, han logrado posicionamiento territorial, innumerables bajas humanas y aliados estratégicos; para Ucrania, Estados Unidos, Europa y algunos países de África han mostrado apoyo con dinero, armamento y comida. Para Rusia, su apoyo ha estado centrado entre Corea, Irán y China. Con tecnología, dinero y armamento.
Durante este año de conflicto, han sido demasiados los avances tecnológicos en materia de estructura bélica mostrada por Rusia, dejando ver misiles y drones perfectamente dotados, para borrar poblaciones en tan solo horas sin dejar un solo ser humano.
Así mismo, Ucrania, apoyada por EEUU, inició el lanzamiento de misiles de largo alcance para eliminar ciudades fronterizas rusas, lo que no había pasado en los meses de inicio del conflicto.
En el mes de octubre, la Misión de Monitorización de los Derechos Humanos de Naciones Unidas contabilizó más de 30.000 víctimas del conflicto entre muertos, heridos, desplazados en conjunto con hogares, colegios, unidades médicas y militares destruidos en ambas fronteras.
El último detonante se dio en el mes de noviembre de 2024, cuando Rusia desplegó un misil balístico intercontinental con las mismas características de una bomba nuclear, sin su contenido adentro, demostrando así su poderío militar al mundo entero. Acción que nunca había sucedido en la historia de la humanidad.
Expertos y altos mandos militares de Rusia y Ucrania han informado a medios locales que ya inició la tercera Guerra Mundial y que los bandos están subiendo de nivel en cuanto a armamento, tropas y estrategias militares, lo que deja solamente tres conclusiones:
- ¿Qué pasa con el cuerpo de paz de Naciones Unidas, que no interviene para detener la guerra que está dejando innumerables huérfanos en la región de Rusia y Ucrania?
- ¿Quiénes son los reales beneficiados con la compra y venta de armamentos en este conflicto bélico?
- ¿Qué pasa con las naciones que no se pronuncian frente a esta situación, que en materia económica ha elevado los precios del petróleo, granos, enlatados y demás?
El mundo estará preparado para lo que significa una tercera guerra mundial. Los costos de la Primera Guerra Mundial en vidas fueron 12 millones de muertos y 20 millones de heridos. El gasto militar con corte a 1913 fue de 82.400 millones de dólares. En la Segunda Guerra Mundial, el número de pérdidas tuvo un incremento de 70.000 millones de personas entre muertos y heridos graves y 1.5 billones de dólares de la época.
Con estas cifras y después de vivir una pandemia como la del Covid-19, el mundo no soportaría una guerra de semejantes magnitudes. Es urgente el diálogo, la negociación y el no rotundo a la Tercera Guerra Mundial.