Por: Jessica Eastman Soto.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos surgen diferentes manifiesto y  interrogantes sobre lo que puede esperar América Latina con este mandato, aún más, después de su toma de mandato donde sus palabras generaron intriga en la región. ¿Podríamos ver un quiebre en las relaciones en el futuro?
Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina han sido complejas y fluctuantes a lo largo de la historia, marcadas por intervenciones, cooperación, conflictos y procesos de integración. Veamos algunas etapas relevantes:
La Doctrina Monroe (1823): Promulgada por el Presidente James Monroe estableció que América Latina debía quedar libre de interferencias europeas, consolidando a Estados Unidos como el principal garante de la región. Aunque presentada como una medida para proteger a los nuevos Estados latinoamericanos, en la práctica permitió la expansión de la influencia estadounidense.
Guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848): Este conflicto terminó con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, mediante el cual México perdió la mitad de su territorio, incluyendo lo que hoy son los estados de California, Texas, Nuevo México, entre otros. Este episodio marcó la desconfianza hacia las intenciones expansionistas de Estados Unidos en la región.
El Corolario Roosevelt y el “Big Stick” (El Gran Garrote) (1904): El Presidente Theodore Roosevelt amplió la Doctrina Monroe con el llamado “Corolario Roosevelt”, justificando la intervención en América Latina para mantener el orden y proteger los intereses estadounidenses. Política que hoy en día el Presidente Trump busca recrear, no solo por los discursos que evocan al intervencionismo el toda América sino también por as decisiones relacionadas con el establecimiento de estrictas medidas económicas con el fin de presionar a los Estados que no respalden sus políticas. La política del Big Stick (El Gran Garrote) fue una doctrina de política exterior adoptada por el presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, a principios del siglo XX. Esta política se basaba en la frase: “Habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos”, que sintetiza una estrategia diplomática que combinaba negociaciones pacíficas respaldadas por la amenaza del uso de la fuerza militar.Este enfoque derivó en múltiples intervenciones militares, especialmente en el Caribe y Centroamérica, como en Nicaragua, Haití y República Dominicana. Encontrando intervenciones en el Caribe y Centroamérica (1898-1934), la política del “Big Stick” llevó a ocupaciones militares en países como Cuba (1898, 1906), Nicaragua (1912-1933), Haití (1915-1934) y República Dominicana (1916-1924). Estas intervenciones buscaban garantizar la estabilidad política y económica en la región, a menudo beneficiando a empresas estadounidenses como United Fruit Company. Roosevelt utilizó esta política para justificar la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos, particularmente en el Caribe y América Central. La meta era proteger los intereses económicos y estratégicos estadounidenses en la región, como garantizar la construcción del Canal de Panamá y mantener la estabilidad política favorable a sus inversiones.
El 3 de noviembre de 1903, tras una serie de conspiraciones y con el apoyo tácito de Estados Unidos, Panamá declaró su independencia de Colombia. Tropas estadounidenses desembarcaron en el istmo para evitar que las fuerzas colombianas intervinieran. Este acto fue parte de una estrategia estadounidense para asegurar el control del territorio donde se construiría el canal.
El USS Nashville llegó a la bahía de Colón, Panamá, el 2 de noviembre de 1903, en un momento clave del movimiento separatista panameño. Su presencia fue parte de la estrategia estadounidense para asegurar la independencia de Panamá y, con ello, garantizar su control sobre la construcción del Canal de Panamá.Cuando las tropas colombianas llegaron a Colón para intentar sofocar el movimiento separatista, el USS Nashville actuó como un disuasivo, bloqueando el desembarco y movimiento de las fuerzas colombianas hacia el interior del istmo. Esto aseguró que no se llevaran a cabo enfrentamientos armados significativos que pudieran poner en peligro el plan separatista.
La política del Buen Vecino (1933-1945): Bajo el mandato de Franklin D. Roosevelt, se promovió una política de no intervención y cooperación con América Latina, consolidando alianzas estratégicas durante la Segunda Guerra Mundial. Este enfoque mejoró las relaciones bilaterales y fomentó una mayor integración cultural y económica.
La Guerra Fría y la contención del Comunismo (1947-1991): La Guerra Fría transformó la región en un escenario de enfrentamiento ideológico entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Entre los eventos más destacados están:
El golpe de Estado en Guatemala (1954): La CIA orquestó el derrocamiento de Jacobo Árbenz por sus políticas de reforma agraria.
La Revolución Cubana (1959): El ascenso de Fidel Castro y la posterior alianza de Cuba con la URSS llevaron al embargo económico y a eventos como la invasión de Bahía de Cochinos (1961) y la Crisis de los Misiles (1962).
Las dictaduras apoyadas por Estados Unidos: Durante este período, Estados Unidos respaldó regímenes autoritarios en países como Chile (Pinochet), Argentina, Brasil y otros justificándolo como parte de la lucha contra el comunismo.
La Iniciativa para las Américas (1990s): En los años 90, con el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos promovió acuerdos de libre comercio como el NAFTA (1994) y más adelante el CAFTA (2004), buscando integrar las economías de la región bajo un modelo neoliberal. Sin embargo, estas políticas generaron tensiones debido a los desequilibrios en los beneficios económicos.
La guerra contra el narcotráfico y Plan Colombia (1999-2000): Estados Unidos se involucró en la lucha contra el narcotráfico, particularmente en Colombia, mediante el Plan Colombia. Este programa buscó reducir la producción de cocaína y fortalecer las instituciones del Estado Colombiano. Aunque logró avances en seguridad, fue criticado por violaciones a Derechos Humanos y su enfoque militarista.
El auge de gobiernos progresistas en América Latina (2000-2010): Países como Venezuela, Bolivia y Ecuador, liderados por figuras como Hugo Chávez y Evo Morales, desafiaron la hegemonía estadounidense, promoviendo una agenda de integración regional sin su influencia (ej. ALBA).
¿Qué fenómenos vemos hoy en día que podrían enmarcar las determinaciones del actual Gobierno?
La migración y la seguridad fronteriza: Las tensiones por la migración desde América Central y México han ocupado un lugar central en las relaciones bilaterales.
Competencia geopolítica: La creciente presencia de China en la región ha llevado a Estados Unidos a intentar contrarrestar su influencia con iniciativas como el “América Crece”.
Pero para entender el por qué de las políticas de intervención en América Latina y por qué Estados Unidos a lo largo de la historia ha implementado estrategias de intervención tan claras en el continente, es necesario entender la teoría del Destino Manifiesto, ya que hoy día podemos ver cómo el Presidente Trump se refugia en ella para generar el espíritu de gran nación en el que enmarca su política. Pero ¿qué es el Destino Manifiesto?
La teoría del Destino Manifiesto es una idea que surgió en el Siglo XIX en Estados Unidos y sirvió como justificación ideológica para la expansión territorial de este país. El término fue acuñado en 1845 por el periodista John L. O’Sullivan, quien argumentó que los estadounidenses tenían un destino divino para expandirse por el continente americano, llevando su sistema político, cultural y religioso.
El Destino Manifiesto se basa en tres principios fundamentales:
Superioridad moral y cultural: La creencia en la superioridad del sistema político (democracia) y económico (capitalismo) de Estados Unidos, junto con el cristianismo protestante, como un modelo ideal para otros pueblos.
Derecho divino: La idea de que Estados Unidos estaba destinado por Dios a expandirse y civilizar las tierras del continente. Esto daba un carácter casi religioso a la misión expansionista.
Expansión territorial: La visión de que el país tenía el deber de extenderse desde la Costa Atlántica hasta el Pacífico, conquistando territorios y desplazando a otras poblaciones, como los pueblos indígenas, mexicanos y comunidades afrodescendientes.
El Destino Manifiesto sirvió como una herramienta ideológica para justificar políticas expansionistas, pero con frecuencia ignoró los derechos y la soberanía de otros pueblos. Este pensamiento fue criticado por su carácter etnocéntrico, también influyó en la proyección de poder hacia el sur del continente, justificando intervenciones en países latinoamericanos bajo la premisa de “civilizarlos” o protegerlos de potencias europeas, algunos argumentan que los principios del Destino Manifiesto continuaron moldeando la política exterior de Estados Unidos, por ejemplo:
Intervenciones en América Latina durante la Guerra Fría (Doctrina Monroe y Corolario Roosevelt).
La Doctrina del Excepcionalismo Estadounidense, que sostiene que Estados Unidos tiene un papel especial en liderar y modelar el orden mundial.
Entendiendo lo anterior podemos analizar algunas de las determinaciones o doctrinas del nuevo mandato, trazando una ruta para la política exterior más estricta, violenta y hasta amenazante con la soberanía de numerosos países en la región.
Encontramos a un presidente apoyado en la idea de regresar a Estados Unidos a la era de Grandeza en la que su poder era suficiente para intimidar a la región y lograr consolidar su presencia y poder en toda América, sin embargo es importante entender que existen en el panorama la presencia de dos grandes Estados dispuestos también a consolidar su poder y encantados de ayudar a países Latinoamericanos que se sientan amenazados como son China y Rusia, de hecho una de las razones de Trump en interesarse en la recuperación del Canal de Panamá es la presencia de China en el mismo, argumentando que este debe ser controlado por el continente y en específico por EE.UU.
Por otro lado vemos a una Rusia que aunque ha estado diezmada por su conflicto con Ucrania sigue muy dispuesta afianzar alianzas en México y Venezuela con el fin de apoyar a los Países que se pudieran ver afectados por las políticas con aires de expansionismos e intervención de Trump, esta situación hace que el panorama sea aún más complejo. En los últimos días hemos visto varios aviones con deportados a toda Latinoamérica y la negativa de Colombia y México de recibirlos, los que aumenta las tensiones y entonces ¿qué podemos esperar? EE.UU tiene varias herramientas de presión para los Estados y entre esas los acuerdos comerciales existentes, herramienta que en días recientes intento implementar en Colombia tras la negativa del Presidente Petro de recibir el vuelo con nacionales deportados tras argumentar que no estaban en condiciones dignas y humanitarias los que generó tenciones entre los dos Estados, sin embargo tras diferentes intervenciones diplomáticas, la casa blanca emitió un comunicado reversando las decisiones tomadas frente a los aranceles y el visado a nacionales colombianos.
Esto nos lleva a pensar que se viene una época de tensiones diplomáticas y económicas, pero depende de la habilidad de Latinoamérica para establecer nuevas alianzas con otros Estados poderosos y listos a establecer su poderío en la región. De esta manera buscar dejar claro al presidente Trump que sus declaraciones frente a un periodista al preguntarle por las relaciones con el resto del continente, “Nos necesitan, nosotros no los necesitamos. Todo el mundo nos necesita”. (Trump,2025) ya no representan la realidad de América Latina. El mundo ha cambiado y pretender reestablecerse como imperio reivindicando teorías como el Destino Manifiesto y la confrontación no regresará a EE.UU su brillo, es hora de plantear nuevas estrategias y repensarse la estrategia pues la mayoría de países en Latinoamérica no están dispuestos a ceder ante la amenaza, saben que unidos pueden lograr un boque firme y cuentan con opciones internacionales dispuestas a respaldarlos, las doctrinas de hace años no serán tan eficaces en una región fortalecida.

Referencias

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Stephanson, A. (1995). Manifest Destiny: American Expansionism and the Empire of Right. Hill and Wang.
Smith, P. H. (2012). Talons of the Eagle: Latin America, the United States, and the World. Oxford University Press.
Schoultz, L. (1998). Beneath the United States: A History of U.S. Policy Toward Latin America. Harvard University Press.

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