Docente; Catherine Múnera
En los últimos años, hemos visto crecer en nuestras calles una nueva forma de empleo: los trabajadores de plataformas digitales. Domiciliarios, conductores y mensajeros se han convertido en piezas fundamentales para la vida urbana moderna. Sin embargo, hasta hace poco, muchos de ellos operaban en un vacío legal, sin acceso a seguridad social, sin licencias pagas y sin garantías básicas.
La reforma laboral impulsada en Colombia en 2025 llegó con la promesa de cambiar esa realidad. Aunque la discusión pública se ha centrado en otros puntos, como los contratos por prestación de servicios o la reducción de la jornada laboral, la regulación de los trabajadores de plataformas representa uno de los avances más significativos y necesarios en materia de derechos laborales.
¿Por qué era urgente regular este tipo de trabajo?
El crecimiento acelerado de aplicaciones de domicilios y transporte (como Rappi, Uber, Didi, entre otras) reveló una nueva modalidad laboral: trabajadores independientes que, en teoría, deciden sus horarios y rutas, pero en la práctica dependen totalmente de la app para generar ingresos.
Durante años, estas plataformas defendieron la idea de que sus colaboradores eran “socios” y no empleados, lo cual los eximía de pagar prestaciones sociales, afiliaciones a salud y pensión, ni asumir riesgos en caso de accidente. Esto generó una enorme precariedad y vulnerabilidad, especialmente durante la pandemia, cuando se evidenció la falta de protección social.
La reforma laboral de 2025 buscó cerrar esta brecha. Por primera vez en Colombia, se reconoce la existencia de una relación laboral especial entre las plataformas y sus trabajadores, obligando a las empresas a asumir responsabilidades básicas.
¿Qué cambió con la reforma?
Acceso a seguridad social, ahora, las plataformas deben garantizar que sus trabajadores estén afiliados al sistema de seguridad social. Esto incluye salud, pensión y riesgos laborales. Para muchos repartidores y conductores, esto significa una gran diferencia: ya no dependerán exclusivamente de su capacidad de trabajar cada día para sobrevivir, sino que contarán con un respaldo en caso de enfermedad o accidente.
Licencias y protecciones mínimas:
La reforma también introdujo licencias en caso de incapacidad médica o maternidad, lo que era impensable hace unos años. Aunque estas licencias no siempre son equivalentes a las de un contrato laboral tradicional, representan un avance concreto hacia la formalización y dignificación de estas labores.
Ingresos mínimos y reglas de desconexión:
Se estableció la obligación de garantizar un ingreso mínimo proporcional al tiempo efectivo de trabajo, así como el derecho a la desconexión digital. Esto significa que las plataformas no pueden presionar a los trabajadores para que estén permanentemente disponibles, respetando así su derecho al descanso y a una vida personal fuera de la aplicación.
¿Cómo lo han recibido los trabajadores y las plataformas?
Para muchos trabajadores, la reforma ha sido vista como un alivio. Ahora tienen la posibilidad de acceder a servicios de salud y a una pensión futura, además de mayor seguridad en la vía. Sin
embargo, algunos también expresan preocupación por la disminución de ingresos netos, debido a los nuevos aportes obligatorios.
Por su parte, las plataformas digitales han manifestado inconformidad. Argumentan que los costos adicionales podrían llevar a aumentar las tarifas a los usuarios o reducir el número de repartidores activos. Sin embargo, desde la perspectiva social, se considera que asumir estos costos es un paso necesario para garantizar condiciones dignas y justas.
El impacto real: primeros pasos hacia la formalización:
A pesar de que todavía es pronto para medir el efecto total de estas medidas, se ha observado una ligera disminución en la rotación de trabajadores, lo que sugiere que algunos están encontrando mayor estabilidad. Además, se espera que, con el tiempo, los beneficios en salud y seguridad contribuyan a reducir los accidentes y mejorar la calidad de vida general.
Otro impacto importante es el ejemplo que esta regulación sienta para otros sectores. En el futuro, se espera que el modelo sirva para regular otros trabajos flexibles o “por encargo”, como freelancers y profesionales independientes en áreas digitales.
Retos que aún persisten:
Aunque la reforma es un avance, no resuelve todos los problemas. Persisten preguntas importantes, como:
• ¿Cómo garantizar que las plataformas realmente cumplan con estas obligaciones, especialmente aquellas que operan desde el exterior?
• ¿Cómo controlar el cálculo y la garantía del ingreso mínimo?
• ¿Qué medidas adicionales se deben tomar para equilibrar la flexibilidad que atrae a muchos trabajadores con la protección que necesitan?
Además, algunos temen que la formalización excesiva pueda desincentivar a las plataformas a operar en ciertas ciudades o regiones, reduciendo así oportunidades de empleo para personas que, de otro modo, no tendrían opciones laborales.
Conclusión:
La regulación de los trabajadores de plataformas digitales en Colombia marca un paso histórico hacia la modernización del derecho laboral. Si bien la reforma laboral de 2025 aborda muchos frentes, este es uno de los cambios más emblemáticos, pues reconoce la realidad de miles de colombianos que hasta ahora permanecían invisibles ante la ley.
Garantizar seguridad social, condiciones mínimas y una mayor dignidad es solo el inicio de un camino que deberá seguir construyéndose con diálogo, ajustes y compromiso de todos los actores. Para quienes cada día recorren las calles en bicicleta o moto entregando pedidos, esta reforma significa no solo un cambio en sus ingresos, sino un reconocimiento real a su esfuerzo y a su aporte a la economía.
Glosario
• Plataformas digitales: Aplicaciones o servicios tecnológicos que intermedian entre usuarios y prestadores de servicios (como Uber, Rappi, Didi, etc.).
• Reforma laboral: Conjunto de cambios legales que modifican las normas que regulan las relaciones laborales en un país.
• Relación laboral especial: Tipo de vínculo reconocido por la ley entre una empresa y un trabajador que no se ajusta al contrato tradicional, pero sí requiere ciertas garantías mínimas.
• Prestaciones sociales: Beneficios legales que debe recibir un trabajador como salud, pensión, cesantías, primas y licencias.
• Licencias pagas: Tiempo legal de descanso remunerado otorgado por razones médicas, maternidad, paternidad u otras causas justificadas.
• Ingreso mínimo proporcional: Monto mínimo que una persona debe recibir según el tiempo efectivamente trabajado, aunque no exista un contrato formal.
• Derecho a la desconexión digital: Derecho del trabajador a no estar disponible fuera del horario laboral, especialmente en entornos donde se trabaja por medios digitales.
• Rotación de trabajadores: Frecuencia con la que los empleados ingresan y salen de una empresa o tipo de empleo.
• Freelancer: (en inglés) Profesional independiente que trabaja por proyecto sin estar vinculado formalmente a una empresa.
• Outsourcing: (en inglés) Práctica empresarial de subcontratar servicios a terceros, muchas veces usada para reducir costos laborales.
• Startups: (en inglés) Nuevas empresas de base tecnológica con modelos de negocio escalables y flexibles, como las que operan muchas plataformas digitales.
• Formalización laboral: Proceso mediante el cual un empleo se ajusta a las condiciones legales de trabajo establecidas en el país (seguridad social, contrato, etc.).
• Vacío legal: Situación donde una actividad no está claramente regulada por la ley, generando incertidumbre o falta de derechos.
• Desconexión digital: Término que hace referencia al descanso del entorno digital y al respeto del tiempo libre del trabajador.